El más y menos de la profesión pedagógica
Saludos
mis colegas, comparto con ustedes en esta ocasión, un tema para
cuestionarnos y llevarnos a la reflexión docente en el Nivel Superior.
Hablar
de los retos actuales que enfrenta la educación en Latinoamérica,
nos conduce a pensar un poco en el escenario social, versus el educativo
que día a día se observa sobre todo en nuestro país, un ejemplo palpable es que
cada vez que sucede un acontecimiento social, en los medios radiales y
televisivos solo se enfocan en una solo sector haciendo referencia a que ¡todo lo que acontece en la
sociedad acontece es por falta de educación! Me recuerdan dichos bombardeos a
nosotros los que nos encargamos de los procesos educativos, que verdaderamente
hay que repensar sobre lo que hacemos y como lo hacemos, cómo las
políticas y acciones educativas afectan los resultados del proceso de
Enseñanza. – Aprendizaje y del profesional que se está enviando a la sociedad.
y tiene
que incluirnos a todos como responsables
de aportar al sociedad
Es
preocupante que todo lo que acontece en la sociedad actual recae sobre la
enseñanza y la educación, ahora bien ¿Qué tan cierto es este argumento?
¿Será este un asunto de aula (enseñanza)? en fin muchas son las
cuestionantes, sin
embargo, considero que el foco de atención debe dirigirse no al aula
como tal, sino a la inclusión de programas pedagógicos dentro de
las universidades que dirijan su atención en la preparación del ser del
alumno antes que el hacer, donde los dicentes se sientan en una gran casa de
estudio, y no se fiscalice al docente por unas políticas que
deben ser programadas desde los planes de estudios por los cuales se guiará.
¿Dónde podemos contactar lo expresado con anterioridad?, un ejemplo es que
mientras en el Sistema Educativo se cuestiona mucho la formación
pedagógica de los maestros que egresan
de las EIS. Es una realidad que la sociedad está demandando profesionales
amantes a su patria, críticos, analíticos, creativos,
emprendedores, responsables con valores de respeto
hacia sus superiores.
Por lo
antes planteado desde mi punto de vista, estos desafíos que enfrentan las
universidades dominicanas con respecto al cuestionamiento que se le
confiere a la formación del futuro docente de estos tiempos y
de otros factores que aunque parezcan muy sencillos, serían respondidos
si se cuestiona el nivel de competencias pedagógicas, curricular,
personal y social, socio crítica que se está favoreciendo en cada bimestre,
semestre o cuatrimestre que cursen los actores. Porque como
gestores, facilitadores, instructores en dicha instituciones, se
observa con frecuencia deficiencias en la preparación profesional del
alumno, producto de algunas acciones arraigadas que ellos practican
a menudo:
·
Los resultados de las mediciones expresados en las
puntuaciones finales más que los procesos.
·
La nueva modalidad de la comunicación virtual (teclas y
màs teclas) más que los buenos diálogos
enriquecidos de palabras orales.
·
Las falta de expresión oral y escrita en los celulares,
acompañada de los copy page, más que la buenos trazos para
comunicar sus ideas y darse a entender mejor.
·
La pesadez y rezago más que la capacidad
de retención.
·
La mediatez más que inmediatez.
·
El comodísimo más que el
compromiso, la autonomía y la originalidad en lo que hacen.
Más bien
llegar a ser el profesional por excelencia que responda a las necesidades de la
sociedad, viene impulsado por un deseo genuino que nos hace ser
sinceros, autónomos, responsables, emprendedores y sobre todo tener
vocación sin caer en amar acciones incorrectas que le desvirtúe de lo
bueno, lo correcto, lo ético y lo justo.
El
segundo bastón de la acción educativa en el Nivel Superior está diseñado
por el rol del facilitador quien debe ser visto por el estudiante como un
guía de excelencia magisterial, sin embargo en este también se observan
indicadores y preferencias incorrectas, osea no solo los alumnos que se
están preparando para ser educadores fallan, sino también nos encontramos
facilitadores universitarios que aún se interesan por:
·
La teoría más que las prácticas
pedagógicas.
·
Los contenidos más que las competencias.
·
El papel y el lápiz más que los espacios
virtuales, donde se utilice la tecnología.
·
El delegar más que el hacer en conjunto.
En fin
los retos que se podrían resaltar en este artículo son muchos, pero la
sabiduría de todo educador sin importar el nivel que enseñe es !Mejorar en vez
de señalar! Poner el granito de arena que le corresponde, por esta razón diez
propuestas de acción y mejora se sugieren, las mismas enfocadas en
que:
·
Se integre menos valores materiales por
la inclusión de los cristianos, que estos sigan siendo pilares en la
educación.
·
Se realicen menos actividades de trabajos escritos,
por buenas prácticas con integración de proyectos y talleres artísticos.
·
Se programen menos
actividades independizadas por acompañamientos docentes de calidad.
·
Se planifiquen menos modelos de enseñanza homogéneos
por adecuaciones de la formación docente a las necesidades de los estudiantes.
·
Las cátedras y secciones impartidas se efectúen menos a través de la pedagogía por
contenido y se le dé prioridad a la de competencias
·
Las orientaciones que se realicen sean menos verticales considerando horizontalidad,
acompañada de la democracia, conciencia
y participación.
·
Se enseñe de manera concreta para la vida, menos para el desempeño competitivo
actual sino también el futuro.
·
Se eduque para que los alumnos sean menos ambivalentes y más auténticos expresando una identidad
profesional permanente que lo identifique con lo que hacen, cómo lo hacen y
para qué lo hacen.
·
Menos mandar a hacer para que se investigue
accionando.
·
Se seleccionen menos maestros
teóricos por prácticos, activos, dinámicos y reflexivos para guiar los procesos
educativos.
Amarilys Germán, M.A
Catedrática Universitaria UASD,UAPA,UTESA.
Maestra Acompañante ISFODOSU.